Martos, una de las ciudades más importantes de la provincia de Jaén, esconde bajo su caserío numerosos y valiosos testimonios de la presencia romana en este territorio. Un legado arqueológico que ha sido motivo de fascinación durante siglos, pero que desafortunadamente ha ido desapareciendo o destruido conscientemente.

Panorámica de Martos antigua
Época Histórica Siglo II a IV d.C.
Estado de Conservación Desaparecida
Valoración Invaluable
Nivel de Protección Zonificación Arq. G4 PGOU

Martos, una de las ciudades más importantes de la provincia de Jaén, esconde bajo su caserío numerosos y valiosos testimonios de la presencia romana en este territorio. Un legado arqueológico que ha sido motivo de fascinación durante siglos, pero que desafortunadamente ha ido desapareciendo o destruido conscientemente.

En esta ocasión, quiero traer al presente la villa romana descubierta de forma accidental en el año 1959, que llegó a convertirse en uno de los mayores atentados contra el patrimonio arqueológico marteño. Este hallazgo, que en su momento despertó gran interés, fue rápidamente relegado al olvido por el urbanismo descontrolado y la ausencia de políticas proteccionistas.

Hoy en día, Martos sigue siendo un ejemplo de cómo el patrimonio histórico puede desaparecer de forma paulatina bajo el peso del desarrollo, sin que existan medidas contundentes y decididas para evitar esta sangría.

Un hallazgo fortuito en la vega de Martos

El inicio de la historia se remonta al año 1959. El descubrimiento no fue el resultado de una excavación planificada, sino que la casualidad hizo acto de presencia. La construcción de viviendas en las fincas en venta que entonces pertenecían a D. Tomás Rueda sacaron a la luz los primeros indicios de lo que luego sería identificado como una villa romana.

D. Eugenio Núñez Caballero, dueño de uno de los solares, fue quien primero informó del hallazgo al abrir los cimientos de su terreno. A partir de ahí, las investigaciones revelaron la existencia de un importante yacimiento arqueológico, en el que apenas a pocos centímetros bajo la tierra, yacían varios mosaicos, muros y otros pavimentos que se conservaban parcialmente debido a la actividad agrícola de la zona y las obras de construcción.

El área estudiada se extendía entre la avenida de Artés—hoy avenida de los Olivares— y la calle Sevilla, con una superficie estimada de al menos dos mil metros cuadrados. En todo este espacio los sondeos siempre tuvieron un resultado positivo, lo que da una ligera idea de la importancia y dimensiones del yacimiento. La aparición del primer mosaico tiene lugar entre los días 24 y 25 de mayo del año 1959.

Planimetría de la zona arqueológica de la cruz del Lloro de Martos
Imagen aérea del año 1965 en la que señalo los puntos de interés arqueológicos.

Sin embargo, la forma en la que se desarrollaron los acontecimientos fue una tragedia para el patrimonio arqueológico marteño. A pesar de las advertencias de figuras como el P. Alejandro Recio o Concepción Fernández-Chicarro, las autoridades permitieron que las obras siguieran su curso, desoyendo las recomendaciones y sin materializarse una excavación sistemática. A pesar de los esfuerzos y propuestas de muchos expertos, no se logró nunca el apoyo necesario para la conservación de la villa “in situ”.

Pero este tipo de negligencias no era, ni es, un caso aislado en Martos. Durante décadas, la ciudad ha carecido de políticas de conservación arqueológica rigurosas, lo que ha llevado a la pérdida de infinidad de vestigios de su pasado.

Los mosaicos sepultados de la villa romana

Lo que pudo documentarse fue impresionante, a pesar de la falta de recursos y el limitado tiempo del que se disponía ante el avance de las construcciones. Fueron identificados al menos siete mosaicos de gran calidad, con temáticas geométricas y florales, datados entre los siglos II y IV d.C. Estos pavimentos decoraban la residencia rústica-urbana de algún potentado tuccitano, que además de lo recreativa que pudiera ser, posiblemente tuviera una función agrícola.

Entre los hallazgos más destacados se encontraba el mosaico número 3, un cuadrado de más de seis metros de lado, con un diseño muy complejo que incluía unas laberínticas cenefas, medallones, complicadas formas geométricas y motivos vegetales de todo tipo. Este mosaico, aunque probablemente poseería partes deterioradas, dejó una huella bastante profunda en aquellos que lo contemplaron, tanto por su tamaño como por su calidad artística, siendo una muestra clara del lujo que caracterizaba a este tipo de residencias.

Los tres primeros mosaicos fueron desenterrados y fotografiados en su totalidad. El resto de pavimentos sólo pudieron estudiarse de manera parcial debido al avance de las obras.

Mosaico número tres descubierto en la villa romana de Martos
Mosaico número tres, el de mayor tamaño hallado en el yacimiento.© Sánchez Avella.

Los mosaicos número 1 y 2 de la villa romana de Martos, ambos en muy buen estado de conservación, resaltaban también por su belleza. El mosaico número 1 presentaba una composición geométrica de octógonos y rombos, decorados con motivos florales de colores vivos, como liliáceas y flores violáceas, que demostraban una gran pericia de los artesanos que lo elaboraron. El mosaico número 2, más sencillo en su diseño, utilizaba figuras geométricas que creaban un efecto tridimensional, con cubos entrelazados con un uso de la perspectiva y de los colores magistral.

En torno a este lugar se realizaron otros hallazgos entre los que se encuentran: un pebetero íbero-romano, dos lucernas y estucos de color vinoso. También afloró un pavimento de opus spicatum y un enlosado de grandes lastras de mármol negro cogidas por sus junturas con plomo. En algunas de las estancias se conservaban grandes piedras en los accesos, apreciandose el lugar del gozne y las ranuras del pestillo inferior.

A pesar de lo hallado, el área registrada representaba sólo una pequeña parte del total, que se sospecha se extiende bajo las casas y calles construidas posteriormente. Durante las exploraciones, aparecieron restos de muros y otros pavimentos que indicaban la existencia de varias habitaciones conectadas entre sí, pero la rápida urbanización impidió un estudio mucho más exhaustivo.

Mosaicos uno y dos de la villa romana de Martos
Mosaicos uno y dos de la villa romana descubierta. © Corpus de Mosaicos de España.

Una parte de los pavimentos fueron destruidos. Solo un fragmento de mosaico fue trasladado al Museo Arqueológico de Jaén —una triste representación de lo que alguna vez fue una villa romana esplendorosa—, mientras que el resto del yacimiento quedó completamente sepultado bajo las nuevas edificaciones.

Reflejo de una política insostenible

Con la documentación fotográfica existente o la planimetría que elaboró el P. Alejandro Recio, es imposible conocer el alcance real de este descubrimiento. La prensa local y nacional reportó el hallazgo, lo que generó cierto interés público. Incluso se realizaron gestiones con el Instituto de Estudios Giennenses para intentar preservar al menos una parte de los mosaicos, pero nada prosperó. Lo que pudo haber sido un sitio de interés histórico y turístico, desapareció, y con él, una ventana al rico pasado de la localidad.

Mosaico de arquerías y otro conservado de forma parcial
Mosaicos conservados parcialmente. El primero de ellos, de arquerías se expone en el Museo Arqueológico de Jaén. © Corpus de Mosaicos de España y © Sánchez Avella.

ABC Madrid, Diario Jaén o el periódico Ya, fueron algunos de los medios nacionales y provinciales que se hicieron eco de la noticia del hallazgo de la villa romana de Martos en aquel año. Posteriormente el diario provincial volverá a reseñar otro evento relacionado con ella una década más tarde.

El caso de la villa romana de Martos es un reflejo de la falta de políticas urbanas sostenibles en la ciudad, una situación que no ha mejorado con el paso de los años. A lo largo de las décadas, Martos ha sido testigo de cómo su patrimonio histórico y arqueológico ha sido ignorado o mal gestionado por las autoridades locales. La construcción y el desarrollo urbanístico han primado sobre la conservación de su legado, dejando enterrados y olvidados innumerables vestigios de su pasado.

Sin embargo, aunque el progreso es inevitable, la coexistencia entre el crecimiento económico y la preservación histórico-arqueológica, es posible. De esta hermandad entre dos aspectos aparentemente incompatibles existen numerosos ejemplos repartidos por todo el territorio nacional.

Mosaico de octógnos y cubos plásticos al completo
Mosaicos uno y dos excavados al completo.© Sánchez Avella.

Acerca de un testimonio real

Tras la creación de Velato de Tucci, recibí un valioso testimonio de una persona, a quien le estoy profundamente agradecido, que narró en primera persona lo que vivió en aquellos años. Su relato confirmó lo que muchos temíamos: una verdadera catástrofe. El temor a la paralización de las obras y a las posibles repercusiones económicas llevó a que otros hallazgos fueran silenciados y destruidos de manera intencionada y clandestina. Entre estos descubrimientos figuran basas, fustes de columna, elementos decorativos y más pavimentos, que iban apareciendo al mismo ritmo que avanzaba la urbanización en los años siguientes.

Este proceder no debería sorprender a nadie, ya que fue una práctica común en la ciudad durante décadas. Tanto la ciudadanía como las instituciones, insensibles al valor del patrimonio, otorgaron su consentimiento implícito.

Luis González López, cronista oficial de la provincia de Jaén, en su artículo "Una villa romana descubierta en Martos" narra lo siguiente: "...es dolorosamente sorprendente que, por dificultades económicas de alto nivel, tengamos que lamentar lo que ya ocurre, que se están construyendo nuevos edificios sobre los mosaicos encontrados. ¿No habría la posibilidad de impedir este grave atentado a la cultura?..."

Fragmento de mosaico de arquerías de Martos
Porción del mosaico de arquerías cuando fue documentado de manera parcial en 1959. En el año 1965 se excavó el resto del pavimento.© Sánchez Avella.

Hoy en día, los más optimistas aún sostienen la esperanza de que se hubieran tomado medidas para preservar los pavimentos bajo las nuevas construcciones, o que estos se conserven en el Museo Arqueológico de Jaén. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Tras varias consultas con el museo, me confirmaron que solo poseen el fragmento expuesto en sala —contradicidendo lo publicado por J.M. Blázquez en el Corpus de Mosaicos de España—. Además, basta con leer el testimonio del P. Alejandro Recio para comprender lo que realmente sucedió con el yacimiento en su totalidad.

Sesenta y cinco años después

El peso de la construcción en la economía y política marteña ha sido tan determinante que, a pesar de los hallazgos, nunca se han tomado medidas de protección en una zona con un evidente y vasto potencial arqueológico. La falta de interés en integrar este yacimiento en la planificación urbana, a pesar de las abundantes pruebas, ha tenido notables consecuencias. Un ejemplo reciente es la polémica gestión de los mosaicos descubiertos en 2019, un proceso que ha generado controversia por estar muy lejos de cumplir con las recomendaciones internacionales en materia de conservación patrimonial.

En la actualidad la zona continúa careciendo de una protección especial a pesar de existir razones más que justificadas para que sea reflejada en el Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad de Martos.

¿Qué opinan sobre esta situación? Si les ha parecido interesante, les invito a compartirlo. Además, tienen disponible otro artículo en el que pueden descubrir un ejemplo de buena gestión patrimonial, que seguro les hará reflexionar: La Villa Romana Antiopa. Pueden transmitir sus opiniones también a través de los comentarios en la propia publicación.

Referencias
  • Recio Veganzones, A. (1973): "Una villa romana en Martos". XII Congreso Arqueológico Nacional.
  • Blázquez, J. M. (1981): "Corpus de Mosaicos de España. Fascículo III: Mosaicos Romanos de Córdoba, Jaén y Málaga".
  • PAISAJE "Crónica mensual de la provincia de Jaén" (1958-1960). Volumen X.
  • Fernández-Chicarro, C. (1959): "Colección de antigüedades arqueológicas del Padre Fr. Alejandro Recio".
  • Gónzalez López, L. (1959): "Una villa romana descubierta en Martos". Diario ABC.