En muchas ocasiones, ocultos bajo el suelo o tras capas de cal y cemento, se encuentran tesoros que han permanecido en secreto durante generaciones. En el corazón histórico de Martos, la arqueología ha vuelto a abrir una ventana al pasado, revelando un tesoro de piedra cuya ubicación había sido un misterio... o al menos eso se creía.
- B.I.C.
- Conjunto Histórico
- Zonificación Arq. G1 PGOU
Martos. Las obras de restauración de la Torre Almedina de Martos, descubrieron una pieza romana reutilizada como dintel en sus muros. Este elemento, ya documentado desde el siglo XVI, desvela algunos aspectos importantes de la colonia romana.
La Torre Almedina de la Fortaleza Baja de Martos, sufre el peso de los siglos sobre su estructura y el de las reformas acometidas a lo largo de todo este tiempo de vida, llegando a ser utilizada como vivienda habitual por algunos habitantes de la ciudad. Ha sido la guardiana de numerosas historias y secretos que, gracias a los minuciosos trabajos de restauración de esta estructura medieval, han salido a la luz. Entre ellos el descubrimiento de un fragmento de inscripción romana reutilizada como dintel en una de las puertas interiores de la torre, cuyo contenido nos sigue sorprendiendo.
UN HALLAZGO QUE PERMANECÍA OCULTO BAJO CAPAS CONTEMPORÁNEAS
La pieza descubierta, había sido mencionada y descrita por eruditos como Diego de Villalta en su obra Historia y Antiguedades de la Peña de Martos y por Martín de Ximena Jurado en Antigüedades del Reino de Jaén, entre otros, durante los siglos XVI y XVII, pero su ubicación exacta se había perdido en la memoria con el paso del tiempo y las sucesivas capas contemporáneas que disimulaban la piedra del interior de la torre.
El descubrimiento se enmarca en el contexto más amplio de los trabajos de restauración de la Fortaleza Baja de Martos, donde han aparecido numerosos elementos constructivos romanos reaprovechados durante su construcción o en épocas posteriores. Estos hallazgos no hacen más que evidenciar, una vez más, la extraordinaria riqueza arqueológica del subsuelo marteño y la importancia monumental de la antigua colonia de Tucci en la Bética romana.
"Estos hallazgos no hacen más que evidenciar, una vez más, la extraordinaria riqueza arqueológica del subsuelo marteño."

LA TORRE ALMEDINA RICA EN ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS DE ORIGEN ROMANO
Las paredes y cimientos de La Torre Almedina son testigos de las superposiciones culturales típicas de las ciudades que han sido habitadas casi de forma continuada a lo largo de los siglos. Construida sobre vestigios de origen romano por la Orden de Calatrava y reformada en varias ocasiones siglos después, la torre contiene numerosos spolia que de alguna forma dotaban de autoridad histórica a la nueva construcción medieval.
Entre estos materiales destacan no solo la pieza epigráfica reaprovechada como dintel, sino también otros elementos sobresalientes incrustados en sus muros. Es el caso de una ara votiva incrustada en una de las esquinas de la torre, de la que únicamente es visible uno de sus lados, en el que aparece representada una jarra ritual; en las demás caras debieron de figurar la inscripción de agradecimiento a la deidad y otros elementos figurativos. Igualmente, resulta llamativa la presencia de un fuste de columna estriada u otros fragmentos epigráficos muy interesantes.
Debemos recordar que la Colonia Augusta Gemella Tucci, fundada en el siglo I a.C., fue un núcleo urbano clave en el Conventus Astigitanus y una de las ciudades más importantes. Su corpus epigráfico, con más de 190 inscripciones catalogadas, es el más extenso y se ha convertido en una ventana privilegiada para conocer ciertos aspectos de la vida cotidiana, la organización social y la prosperidad de la antigua ciudad romana. La pieza hallada en la Torre Almedina encaja perfectamente en este panorama epigráfico, destacando especialmente por su mención explícita a rituales públicos y espectáculos vinculados a la élite local y sus prácticas de evergetismo.

"Su corpus epigráfico, con más de 190 inscripciones catalogadas, es el más extenso y una ventana privilegiada para conocer la vida cotidiana de la antigua ciudad romana."
El valor de esta inscripción es una prueba documental sobre la existencia de edificios públicos de espectáculos en la ciudad romana y de otros elementos que enriquecían y facilitaban la vida en la colonia. La mención a los ludi circenses y los ludi scaenici indican necesariamente la existencia de edificios públicos adecuados para su celebración. Estas infraestructuras, comunes en las ciudades romanas de cierta importancia, aún no han sido localizadas físicamente en Martos, pero su existencia queda confirmada mediante esta y otras inscripciones similares.
UN RELOJ DE SOL Y JUEGOS PARA LA ETERNIDAD
El texto contenido en este fragmento epigráfico —datado en el siglo II d.C.—, aunque no se conserva completo, honra y conmemora la figura de Marco Valerio Marcelo, hijo de Marco y miembro de la tribu Quirina. Este ciudadano romano, que ostentó los cargos de edil y duunviro en Aurgi (la actual Jaén), realizó una entrega de especial relevancia al donar un horologium (reloj de sol) a la colonia de Tucci. Este tipo elementos eran característicos del paisaje urbano romano, servían para regular la vida civil y administrativa de la ciudad, y constituían muestras evidentes de la romanización y de la adopción de los patrones culturales romanos.
En agradecimiento por esta generosa donación, las autoridades municipales organizaron diversos espectáculos abiertos a toda la ciudadanía, reforzando así tanto la generosidad del donante como su posición social dentro del entramado de poder local. La celebración de estos eventos, que podían prolongarse durante varios días, representaba un importante esfuerzo económico y logístico para la ciudad, pero al mismo tiempo constituía una manifestación de prestigio y un mecanismo de cohesión social.
"Este tipo de relojes solares públicos eran elementos característicos del paisaje urbano romano."
Esta inscripción —que, según las descripciones históricas de Luis Valdivieso de Burgos, podría medir tres varas de largo (aproximadamente 2.5 metros), y que Ximena Jurado situaba “encima de la puerta de la torre del castillo de la parte de las bóvedas adentro”, mientras que Diego de Villalta afirmaba haberse trasladado al edificio del cabildo—, estaría en realidad fragmentada en varias partes que se reutilizaron en diversas construcciones según las necesidades del momento. Con todo, su emplazamiento original debió de ser un espacio cívico prominente, probablemente próximo al foro y al propio reloj, donde resultara visible para todos los ciudadanos y transmitiera el mensaje de generosidad y prestigio del evergeta.

LA URGENCIA DE INVESTIGAR EL PASADO ROMANO DE MARTOS
Este pequeño descubrimiento que se escondía en los muros de la torre medieval nos recuerda la urgente necesidad de que la arqueología se convierta en un medio vital para ahondar en el conocimiento de nuestro pasado, y no en un obstáculo para el desarrollo urbano de la ciudad de Martos. Es una prueba más del rico legado histórico y arqueológico, lamentablemente marcado desde hace décadas por el abandono y las negligencias.
Resulta paradójico y ciertamente llamativo que Martos, poseyendo uno de los corpus epigráficos más importantes y numerosos, no haya desarrollado aún una estrategia arqueológica integral que permita localizar al menos parte de sus estructuras más significativas o vestigios que aún reposan bajo el subsuelo de una ciudad que sigue planteando más interrogantes que certezas. Baste recordar que ni siquiera cuenta con un Museo Arqueológico Municipal —con todas las de la ley— que reúna, conserve y exponga las piezas más relevantes de su historia, poniéndolas al servicio de la ciudadanía y de la investigación.
"Martos no cuenta todavía con un Museo Arqueológico Municipal que conserve y exponga las piezas más relevantes de su historia."
La experiencia en otras ciudades históricas españolas demuestra que solo mediante una actitud proactiva de las instituciones y mediante la integración coherente de la arqueología en la planificación urbanística, es posible localizar y proteger los vestigios más antiguos de nuestra historia.

Aunque la rehabilitación de la Torre Almedina representa un avance significativo en la preservación del patrimonio, no podemos pasar por alto otros bienes que permanecen en el olvido. Durante demasiado tiempo, la conservación ha sido descuidada, dando prioridad a intereses particulares por encima de una historia que pertenece a todos.
A esto se suma la lentitud excesiva en la ejecución de proyectos de puesta en valor, muchas veces inmersos en procesos interminables que recuerdan las célebres "obras del Escorial". Estas demoras suelen ser consecuencia de una gestión cuestionable y de la dependencia casi absoluta de fondos económicos externos, una situación que obstaculiza el desarrollo de un plan eficiente y sostenible para proteger nuestro legado cultural.
La conservación del patrimonio no debe ser una tarea puntual, sino una prioridad constante. Es el testimonio de nuestro pasado, un reflejo de nuestra identidad cultural. Por eso, preservarlo es crucial para las generaciones venideras.
"La conservación del patrimonio no debe ser una tarea puntual, sino una prioridad constante."
¿Encontraremos algún algún día los vestigios del reloj de sol monumental que fue donado por Marco Valerio Marcelo? ¿Daremos con el paradero del teatro y del circo romano que amenizaban la vida en la Colonia Augusta Gemella Tucci?
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Galería fotográfica
Referencias
- Martín de Ximena Jurado (1639): "Antiguedades del Reino de Jaén".
- Fernández Franco, J. (1561):"Recopilación de las Memorias Antiguas Romanas que se hallan en la Villa de Martos".
- De Villalta, D. (1579): "Historia de la antiguedad y fundación de la Peña de Martos".
- Melchor Gil, E. (2011): "Élites supralocales en la Bética: entre civitas y la provincia".
- Serrano Peña, J. L. (2019): "Proyecto de intervención arqueológica preventiva en la Torre Almedina de Martos".
- Cabezón, A. (1964): "Epigrafía Tuccitana".
- García Serrano, R. (1973): "Documentos para la historia de la arqueología española II: textos referentes a Martos (Jaén)".